Fiebre amarilla importada del Caribe.
Barcelona, sufrió una epidemia de fiebre amarilla que acabó con la vida de entre 18.000 y 20.000 barceloneses, cuando su población era de unas 100.000 personas durante el verano y otoño de 1821. Se trata de una enfermedad viral procedente de zonas cálidas, que se transmite por la picadura del mosquito "aedes aegypti", en aquella época era conocida como el vómito negro, o la plaga americana. Barcelona se había expuesto a ella por culpa de la apertura del comercio y el tráfico de esclavos con las Antillas.
Aedes aegypti |
El 17 de julio de 1821 entró en el puerto de Barcelona un bergantín llamado Gran Turco. Formaba parte de una flota de 52 barcos que había estado navegando por el Mar Caribe: Las Antillas, Cuba, desde allí había puesto rumbo a Barcelona, haciendo escala en Málaga.
Había perdido a varios de sus marineros durante la travesía; y fue al fondear en Barcelona, donde los calafates que subieron a hacerle reparaciones enfermaron, muriendo poco después. La enfermedad comienza a manifestarse entre tres y seis días después del contagio.
El 3 de agosto, la Junta de Sanidad reconoció que se habían producido fallecimientos misteriosos en la Barceloneta. Oficialmente sólo había cuatro muertos, y otras 10 personas estaban en estado muy grave.
Esta concentración de la enfermedad en una zona pobre llevó a tildar de negligencia, por parte de algunas autoridades locales y cruces de acusaciones entre políticos, además de división de opiniones entre los médicos de la época, unos defensores del origen tropical de la epidemia, y otros que creían que se debía a la suciedad del puerto. Aparecieron rumores de la existencia de pozos envenenados o de la distribución de alimentos contaminados.
Esta plaga era difícil de diagnosticar. Se sabía poco de ella y se confundía con males endémicos, como el tifus y las calenturas de la ictericia. De hecho, el primer nombre que se le dio fue el de tifus o calentura amarilla.
El número de muertes siguió aumentando hasta agosto. Se produjo un éxodo de la mayor parte de los ciudadanos más ricos, el alcalde Josep Marià de Cabanes i Escofet, decidió quedarse. A los médicos y farmacéuticos se les ordenó permanecer, mientras policías y 3000 milicianos, la mitad de los cuales murieron heroicamente tratando de evitar disturbios y saqueos. Ante el hecho de que una importante epidemia de la enfermedad se había extendido por toda la ciudad, con de personas muriendo cada día, las autoridades cerraron los accesos de entrada y salida de Barcelona, estableciendo una cuarentena.Esta concentración de la enfermedad en una zona pobre llevó a tildar de negligencia, por parte de algunas autoridades locales y cruces de acusaciones entre políticos, además de división de opiniones entre los médicos de la época, unos defensores del origen tropical de la epidemia, y otros que creían que se debía a la suciedad del puerto. Aparecieron rumores de la existencia de pozos envenenados o de la distribución de alimentos contaminados.
Esta plaga era difícil de diagnosticar. Se sabía poco de ella y se confundía con males endémicos, como el tifus y las calenturas de la ictericia. De hecho, el primer nombre que se le dio fue el de tifus o calentura amarilla.
A finales de agosto había cientos muertos y se abría un hospital en el palacio de la Virreina, en Gracia.
El Palacio de la Virreina, que podemos ver en las Ramblas de Barcelona, era gemelo de otro palacio, situado en el barrio de Gracia, entonces a las afueras de la ciudad; ambos fueron construidos por el mismo propietario, el Virrey Amat, en las postrimerías del siglo XVIII. La Gran Torre de Gracia fue empleada como hospital en varias ocasiones.
Palacio de la Virreina, Gracia |
Como dicen los abuelos: "antes, todo esto eran campos"
Francia movilizó tropas, médicos y enfermeros, que llegaron el 8 de octubre a investigar la enfermedad. El hospital de Gracia, situada estratégicamente en las afueras de Barcelona, permitía someter a observación y revisión personas que, por el hecho de haber estado en contacto con personas infectadas, eran consideradas probable foco de infección, antes de dejarlas circular libremente por la zona no contaminada.
El doctor Mazet atiende a personas que sufren de fiebre amarilla en las calles de Barcelona. André Mazet (diciembre de 1793 - 22 de octubre de 1821) fue un médico francés. Su libro, "Observations sur la Fievre Jaune, Faites a Cadix, en 1819 " fue un relato de un brote de fiebre amarilla en Cádiz. Mazet fue uno de los cinco miembros de la comisión médica enviada a Barcelona por el gobierno francés para combatir la epidemia. Llegó a Barcelona el 8 de octubre y fue infectado casi de inmediato, murió el día 22 del mismo mes.
También se hundieron los barcos sospechosos de estar contaminados a principios de septiembre.
En octubre ya se registraban 200 fallecimientos diarios. En Montjuïc, se organizó el Campamento Sanitario de la Constitución para 4.000 personas ( sin síntomas de la enfermedad).
Sants y Hostafrancs se llenaron de barracas, con supervivientes que habían huido de sus domicilios y que vivían como indigentes.
El contagio no remitió hasta finales de noviembre, y la cuarentena aún se prolongó hasta el mes de diciembre de ese año. En ese lapso de tiempo hubo 6.244 víctimas. Deshabitó los barrios cercanos al mar e hizo que el cementerio de Pueblo Nuevo se llenase de tumbas. Fue tal el pánico que provocó, que vinieron comisiones científicas de todos los países de Europa, forzando a cambiar las leyes sanitarias.
En noviembre, la epidemia fue disminuyendo su intensidad, y con el inicio del frío de diciembre finalmente cesó por completo. El puerto de Barcelona se reabrió el día de Navidad. Se estima que entre 18.000 y 20.000 personas murieron en Barcelona de fiebre amarilla entre agosto y diciembre de 1821, sobre una población de unos 100.000 habitantes. afectando de una forma u otra a 1 de cada 4 barceloneses. Otro lugares cercanos de la región también resultaron severamente afectados, incluyendo Tortosa , Tarragona y o las islas Baleares.
Fue tal el pánico que provocó, que vinieron comisiones científicas de todos los países de Europa, forzando a cambiar las leyes sanitarias.
Ahora sólo queda este templete, como recuerdo a las víctimas.
Situación del Convento de Jesús. |
Francia movilizó tropas, médicos y enfermeros, que llegaron el 8 de octubre a investigar la enfermedad. El hospital de Gracia, situada estratégicamente en las afueras de Barcelona, permitía someter a observación y revisión personas que, por el hecho de haber estado en contacto con personas infectadas, eran consideradas probable foco de infección, antes de dejarlas circular libremente por la zona no contaminada.
El doctor Mazet atiende a personas que sufren de fiebre amarilla en las calles de Barcelona. André Mazet (diciembre de 1793 - 22 de octubre de 1821) fue un médico francés. Su libro, "Observations sur la Fievre Jaune, Faites a Cadix, en 1819 " fue un relato de un brote de fiebre amarilla en Cádiz. Mazet fue uno de los cinco miembros de la comisión médica enviada a Barcelona por el gobierno francés para combatir la epidemia. Llegó a Barcelona el 8 de octubre y fue infectado casi de inmediato, murió el día 22 del mismo mes.
Doctor Mazet en Barcelona, según litografia de la época. |
La escasez de alimentos y de agua potable agravó la situación. Francia estableció un cordón de seguridad con 15000 soldados para prevenir que los refugiados cruzaran los Pirineos. Otras medidas adoptadas incluyeron el cierre de sus puertos a los buques catalanes o poner en cuarentena a todos los buques españoles. Madrid también tomó medidas mediante el control de sus puntos de acceso identificando a los ciudadanos catalanes que entraran en la ciudad. Hasta se suspendieron las corridas de toros.¿Cómo se contagia?El contagio sólo se produce por la picadura de mosquitos infectados. No se contagia a través del contacto personal, objetos, ni por la leche materna. Si bien cualquier persona puede contraer la fiebre amarilla, las personas mayores y los niños corren mayor riesgo.Una vez superada se queda inmunizado de por vida
También se hundieron los barcos sospechosos de estar contaminados a principios de septiembre.
En octubre ya se registraban 200 fallecimientos diarios. En Montjuïc, se organizó el Campamento Sanitario de la Constitución para 4.000 personas ( sin síntomas de la enfermedad).
Campamento Sanitario de la Constitución |
Sants y Hostafrancs se llenaron de barracas, con supervivientes que habían huido de sus domicilios y que vivían como indigentes.
El contagio no remitió hasta finales de noviembre, y la cuarentena aún se prolongó hasta el mes de diciembre de ese año. En ese lapso de tiempo hubo 6.244 víctimas. Deshabitó los barrios cercanos al mar e hizo que el cementerio de Pueblo Nuevo se llenase de tumbas. Fue tal el pánico que provocó, que vinieron comisiones científicas de todos los países de Europa, forzando a cambiar las leyes sanitarias.
Fue tal el pánico que provocó, que vinieron comisiones científicas de todos los países de Europa, forzando a cambiar las leyes sanitarias.
Monumento conmemorativo en el Cementerio de Pueblo Nuevo.
El monumento fue erigido en 1823 por Antonio Ginesi en estilo neoclásico, y reformado después por Leandre Albareda en 1895. Está inspirado en los templetes romanos, está compuesto de columnas y coronas de laurel en bronce. Y presenta en sus cuatro lados sendas lápidas aclaratorias, que recuerdan a los doctores que lucharon contra la enfermedad, y a los alcaldes y regidores constitucionales que -fieles a su juramento, "siguieron en sus puestos hasta contagiarse y morir". Sobre este conjunto se eleva una columna coronada por una cruz.Ahora sólo queda este templete, como recuerdo a las víctimas.
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