Perro negro
Esta leyenda se ubica en la antigua N-525 ahora muy en desuso desde la construcción de la autovía A-52. Entre el pueblo de Requejo y el Puerto de Padornelo, dirección Galicia.Según me explico el prota, en Verin, delante de un plato de pulpo y una jarra de vino, esto fue lo que le ocurrió:
Estaba atardeciendo cuando paso por el pueblo de Requejo, había decidido salirse de la autovía para hacer unas curvas, ver un paisaje mas agradable y total, no tenia prisa.
Comenzó a enlazar curvas, cada vez mas animado a medida que se iban calentando los neumáticos de la GSXR 600. A la salida de una de las curvas se encontró dentro de un espeso banco de niebla, por lo que corto gas “Éche o que hai” murmuro, mientras el motor bajaba de vueltas...
Entonces, apareció un gran perro negro en mitad de la carretera. Con un golpe de cintura hizo un quiebro para esquivarlo. Fue tan brusco que estuvo a punto de ir a parar a la zanja de la cuneta.
Cagándose en todos los santos del calendario y pensando que no era mas que un perro del ganado, continuo entre la niebla, bastante mas atento “agora só faltan a ovella e o pastor”
Continuó el viaje entre la niebla que apenas apenas le permitía ver unos pocos metros de la raya continua. Las curvas se iban sucediendo una tras otra, hasta que el motor se paró después de dar unos tirones. Apretando el embrague y empujándose con los pies se acerco al arcén.
Mientras abría el deposito de gasolina para mirar como estaba, sintió que algo aparecía por detrás: allí estaba de nuevo el perro negro, plantado en mitad de la carretera.
Ya bastante nervioso, cerro el deposito, giro la llave, pulso “start” y la moto volvió a arrancar. Salió de allí a toda velocidad. Al poco rato el motor se paro de nuevo. Su angustia era ya considerable y no quería mirar por el espejo retrovisor.
Se estaba peleando por arrancar de nuevo cuando escucho en el silencio de la montaña unos pasos que se acercaban por detrás. Al volverse, se encontró de nuevo al perro, que le observaba fijamente, justo en su limite visual.
Continuaba pulsando el botón de encendido, hasta que arranco de nuevo y volvió a salir de allí a toda castaña.
Para no extenderme mucho, os diré que esto le volvió a suceder dos veces mas y el perro estaba cada vez mas cerca, y el, como es lógico, cada vez mas asustado.
Al salir de otra curva, la niebla desapareció tal y como había aparecido, de repente, quedándose un bonito atardecer. Llego a la gasolinera que hay arriba, en Padornelo. Decidió que lo mejor seria tomar algo y pensar en lo que le había pasado...y poner gasolina hasta que se desbordara.
Hablando con el camarero le comento que a mas de uno lo había visto, incluso habían ocurrido accidentes por culpa de los perros y la niebla.
Nota personal
Ocurrió un año regresando a Barcelona de Pinguinos, volvíamos un grupo de cinco motos, creo que fue pasado Zaragoza. Viajábamos con niebla espesa desde Tordesillas , ya era de noche, circulábamos por el carril de la derecha, yo iba el ultimo del grupo, delante mio, Jordi, pero lo único que veía de el, era la luz de posición difuminada por la niebla. No íbamos rápido 120 /140, no se veía un carajo. Cuando de repente veo una figura de un perro grande, tipo mastín, blanco grisáceo sentado entre la raya del arcén y el guarda raíl. Me asusto que cruzara y me pegara una ostia bastante gorda, pero luego pensé que no podía ser, que coño va a hacer un perro en una autopista cerrada y vallada, habría sido una ilusión creada por la niebla, las luces y la suciedad de la pantalla del casco, nada mas. Estaba murmurando dentro del casco que ya no volvía a Pinguinos nunca mas, que porque me metía en estos líos, con lo bien que estaría en casita etc, etc, etc...
Veo el intermitente de derecho de Jordi parpadear y la luz de freno que destella tres veces ¡gasolinera¡ ¡que bien!
Entramos en el carril de desaceleración y nos paramos delante de la cafetería ¡donde si no! Me había quitado el casco cuando Jordi me dice: ¿has visto el puto perro sentado?.
Solo lo vimos nosotros dos...curioso.
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